“Las personas no compran por razones lógicas, compran por razones emocionales” - Zig Ziglar

Esta frase que vemos tan lógica en cosas materiales, nos chirría un poco cuando hablamos de comprar un servicio: ¿es lo mismo ir a comprar un móvil que buscar una guardería para tu hijo o una escuela de danza?

Aunque de entrada la afirmación de Zig Ziglar nos sorprenda, es mucho más importante la emoción que la razón a la hora de elegir un servicio o incluso un objeto. ¿Os ha pasado alguna vez que salís de una tienda de ropa y decís “pero si no necesitaba esta camisa”? y es posible que se quede en el armario años y años hasta que un día decides regalarla o tirarla. Pues la respuesta es bien simple: el vendedor te ha cautivado y has hecho una compra emocional.

Lo mismo ocurre cuando tienes que comprar un servicio, la razón emocional pesa mucho más que la lógica: es más fácil que inscribas a tu hijo en una guardería que te han recomendado que en una de nueva apertura, por ejemplo.

¿Cuándo nos planteamos la posibilidad de un Centro Residencial?

Cuando una familia se plantea el recurso de un Centro Residencial, por norma general, es porque la persona dependiente tiene unas necesidades que en el domicilio no se le pueden cubrir. Estas necesidades pueden ser físicas, es decir, la persona no puede caminar, o tiene mucho dolor, o en su domicilio hay barreras arquitectónicas que no puede salvar... o bien necesidades psíquicas, como sería el caso de sufrir deterioro cognitivo (demencia) que hace que la persona esté desorientada y necesite ser acompañada las 24 horas del día, o sencillamente se sienta sola y necesite recurrir a un servicio para socializarse.

Cómo elegir una residencia para personas mayores

Una vez la familia tiene claro que el recurso más adecuado es un Centro Residencial, normalmente no se sabe por dónde empezar y a menudo se recuerda aquella amiga que le ha comentado que su padre o madre están en un Centro y están muy contentos, o quizás recuerda un programa de radio donde hablaban sobre Residencias y se ha quedado con alguna frase que le llamó la atención o, sencillamente, lo comenta en su círculo laboral y alguna persona le comenta que sabe de un lugar donde están muy bien. Por tanto, ¿dónde está poniendo la atención? ¿A las razones lógicas? ¿O a las emocionales?

Mi abuela siempre decía que la primera impresión es la que cuenta, y está claro que no será lo mismo entrar en un Centro donde haga buen olor que ir a un Centro donde tengas ganas de salir nada más entrar.

El primer trato que recibes también es muy importante. No es lo mismo que cuando te presentes en recepción sepan que vas, que llegar y que la persona de recepción ni siquiera estuviera informada de que hoy venía una visita.

Dicho esto, que parece lo más evidente, en este post quisiéramos profundizar en cosas más sutiles o que pueden pasar más desapercibidas por desconocimiento, pero que son tan o más importantes que la primera impresión.

Proximidad del centro residencial al domicilio de los familiares

De entrada parece que la proximidad deba ser muy importante y, en muchas ocasiones, así es, pero nos gustaría hacer una reflexión: ¿qué es mejor, teniendo en cuenta que la persona residente convive en el Centro las 24 horas del día, poder ir a ver a mi padre/madre un día a la semana sabiendo que siempre está atendido correctamente, que se lo pasa bien, que ha hecho vínculos con otros residentes... o tener que ir cada día porque no terminas de fiarte y como lo tienes a 5 minutos de casa prefieres ir? Nuestra respuesta es clara; es preferible ir a visitar una o dos veces a la semana porque me queda lejos, pero sabiendo que cada día está feliz, que no marchar con el corazón en un puño porque las horas en las que no estoy ahí no van bien.

Espacios del centro residencial

Es evidente que los espacios amplios y bonitos siempre gustan más, pero ojo, que no sea una trampa. Puede tener espacios preciosos pero si no tenemos personas que nos acompañen a disfrutar de estos espacios, no servirán de nada.

Qué preguntar o tener en cuenta cuando visitamos una residencia de personas mayores

Cuando vamos a visitar los Centros que creemos más adecuados, debemos fijarnos en varias cosas importantes:

¿Qué espacios nos enseñan?

La transparencia es un valor muy importante a tener en cuenta, por tanto, cuantos más espacios nos enseñen mejor (salas, cocina, comedores, habitaciones, etc). La falta de transparencia genera inseguridad y desconfianza.

¿Cómo están las personas residentes en las salas?

¿Están haciendo alguna actividad o están con cara de aburridos? ¿Los veis sentados en sillas normales o están todos en sus sillas de ruedas? ¿Hay residentes con contención física? Es importante darse cuenta de que las sillas de ruedas deben ser utilizadas para los traslados, pero si pasamos el día sentados en ellas, al final nos acaba doliendo todo. Lo ideal es poder cambiar de asiento a lo largo del día (butaca, silla, silla de ruedas, jardín, etc).

¿Cómo observas el personal trabajador?

¿Véis que van corriendo de un lado a otro? ¿O que algún residente les pregunta algo y no le escuchan? ¿Interactúan con ellos? ¿Oís a algún residente que lleva rato pidiendo ir al baño y las acompañantes no van? Estos pequeños detalles del día a día nos dan mucha más información de lo que nos pueda explicar la persona que nos está acompañando en la visita.

El feeling con la persona que hace la visita también es importante.

¿Veis que se relaciona con cordialidad con el resto de compañeros del Centro? ¿Se dirige a los residentes por su nombre? ¿O quizás va mirando por encima del hombro a todos? Esto es muy importante ya que una Dirección cercana denota que conoce a los residentes, a los trabajadores y detectará enseguida carencias. Una Dirección que va de manera más altiva y está mucho en el despacho se pierde cosas relevantes de las personas residentes y trabajadoras.

Algunas preguntas interesantes que podemos hacer.

¿Cada cuánto se realizan las duchas a los residentes? ¿Cada cuánto se lavan los dientes? Y lo más importante, ¿cómo hacen para mantener la autonomía decisoria de las personas que viven en el Centro? Sentir que decides es una regla de oro hasta el final de nuestros días para poder mantener el bienestar. En el momento en que nos van coartando lo que pedimos dejamos de sentirnos útiles y sentimos que ya no pintamos nada.

¿Cómo se comunica el centro residencial con las familias?

Saber la comunicación que se utilizará con ellos: cuando una persona entra a formar parte de una Comunidad, como sería una Residencia, el Centro se convierte en intermediario entre la persona residente y la familia. La familia debe poder quedarse tranquila sobre con quién puede hablar cuando va a ver a su familiar, cuando hay algo que no le cuadra, sobre todo los días festivos, fines de semana... así como saber el horario del personal sanitario.

Por norma general la familia lo que necesita es saber que la persona está bien atendida y que sobre todo a nivel sanitario estará cubierta completamente, es decir, si tiene algún problema, lo detectarán y pondrán manos a la obra e informarán a la familia. Por tanto, esto debe quedar muy claro el día de la visita: con quién podré hablar como familiar, quién será mi interlocutor, qué horario tienen las personas sanitarias que la atienden... Cualquier detalle en este aspecto es clave para la tranquilidad de la familia.

En resumen podríamos decir que lo más importante a la hora de elegir un Centro es básicamente la sensación que te causa al entrar en el Centro y la transparencia que recibes de la persona que te atiende. A partir de ahí, el valor añadido está claramente expresado por Warren Buffet:

“Precio es lo que pagas, valor es lo que obtienes” - Warren Buffet

 

Equipo del Centre Residencial Font dels Capellans