Ya llega el verano y, con él, las altas temperaturas. Las personas mayores son más vulnerables a sufrir golpes de calor porque regulan peor su temperatura corporal.

Cuando sube el termómetro, nuestro cuerpo pierde líquidos y sales minerales como por ejemplo el cloro, el potasio y el sodio, entre otros. Este hecho provoca agotamiento, deshidratación e, incluso, puede agravar una enfermedad crónica. Puede ser un problema para algunos segmentos de la población, muy especialmente el de las personas de más de 75 años.

La regulación de la temperatura corporal es una condición indispensable para el buen funcionamiento integral de las personas mayores. Además, hay que tener en cuenta que hay factores de riesgo en este colectivo que acentúan la sensación de calor, como por ejemplo determinadas circunstancias sociales, soledad no querida, pobreza, limitaciones de movilidad o autocuidado, y determinadas patologías prevalentes de la edad (hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares o respiratorias, enfermedades renales, Parkinson o Alzheimer...)

Algunos de los síntomas más habituales de un golpe de calor son las rampas en las piernas, el agotamiento, el dolor de cabeza, los vómitos, el mareo, el malestar y la presencia de fiebre. Si la persona presenta esta sintomatología, hay que situarla en un lugar a la sombra, refrescar y avisar a los servicios de emergencias llamando al 112.

Cuando la temperatura ambiental es alta, hay que tomar precauciones tanto a casa como fuera. Algunas de las recomendaciones para las personas mayores a tener en cuenta:

  • Ingerir líquidos, incluso sin tener sed. Evitar bebidas azucaradas, alcohólicas y gaseosas.
  • Evitar comidas calientes, abundantes y con muchas calorías. 
  • Usar ropa ligera y evitar piezas cerradas, preferiblemente de algodón.
  • Calzado cómodo, fresco y que facilite la circulación. Por ejemplo, hay que evitar las tiras en las sandalias.
  • Llevar gorra o sombrero en los espacios exteriores.
  • No hacer ejercicios vigorosos.
  • No exponerse al sol.
  • Evitar salir a la calle en las horas de más calor.
  • Refrescarse con agua fría y tomar alimentos hidratantes.
  • Utilizar sombreros y parasoles.

Si las personas grandes están en casa, se pueden seguir unos sencillos consejos para facilitar su bienestar:

  • Refrigerar los aposentos con algún tipo de climatización, como aire acondicionado o ventiladores. 
  • Bajar persianas y cerrar ventanas cuando entra el sol directo y abrirlas por la noche para favorecer la corriente de aire.
  • Evitar aglomeraciones de personas en espacios reducidos.
  • Control de la medicación porque puede influir en la termorregulación.

Si la persona grande vive sola, es muy recomendable ir a visitarla como mínimo una vez al día e intentar que siga estos consejos.


Equipo del Centro de Día Primer de Maig