La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a las 8 as Jornadas Interdisciplinares Catalanas de Residencias de Personas Mayores. La temática era diversa y de interés para los diferentes perfiles profesionales que trabajan a las residencias de personas mayores y desde un enfoque común: la atención centrada en la persona, un modelo que venimos desarrollando últimamente de forma constante.
Pero aquí no os hablaré sobre las bases teóricas de este modelo, y como lo tenemos que tener en cuenta para organizar los servicios y las actividades que hacemos con nuestros recursos para las personas mayores, porque hay muchos expertos que aportan bibliografía a este tema. Os hablaré de lo que este modelo mueve en mí, y que a mi parecer tendría que remover en todos aquellos o aquellas que estamos liderando proyectos y trabajando. Porque si fijamos el foco en aquello que hacemos en las personas, como personas que somos (profesionales, personas atendidas, familiares…) queremos ser tratados como tales, como seres humanos con autonomía, autodeterminación, y sobre todo, proyecto de futuro.
El buen líder, como ser humano, se tiene que conocer (más bien reconocerse) como persona antes de que como profesional. Y los cambios, como veréis, siempre vienen desde dentro. Cuántas veces esperamos que el cambio venga de fuera, de nuestros profesionales, de las personas atendidas, de las familias (que “no nos colaboren”, solemos decir…), y ¿no nos hacemos responsables de la situación? Aquello que conozco en mí y que sueño mis puntos fuertes o débiles, ayudará a movilizar los recursos necesarios para lograr todo aquello que queramos.
Aun así, como líderes, lo tenemos que transmitir a los equipos de los cuales formamos parte. Tenemos que motivar el autoconocimiento, aquello que quiero y valoro para mí y por los otros desde la ilusión por el proyecto común. No hay que decir que el conjunto se mucho más que la suma de las partes. Y esto lo tenemos que hacer salir desde nuestro interior. Como profesionales tenemos que saber qué queremos, cuál es nuestra misión, y que nos mueve por dentro de cada cosa que hacemos, como estamos en cada momento. Solo así daremos valor a todo aquello que hacemos.
Ahora bien, la transmisión de ilusión debe hacerse extensible a aquellos a quienes acompañamos en su proyecto de vida final. La persona mayor llega con una historia de vida pero también con un proyecto de futuro, aunque lo tenga escondido como un huevo frágil que en cualquier momento se puede romper...¿No recordáis tantas personas mayores que ingresan con una voluntad familiar de esperar? ¿Esperar qué? ¿Esperar que los profesionales hagamos cambios espectaculares sobre la persona? ¿Que resolvamos las dificultades familiares ante el ingreso? ¿Esperar que llegue el final?
Hay vida, para vivir, desde el aquí y ahora, desde la situación real del momento, reconociéndola, validándola y dándole sentido al momento actual. Nos debemos enfocar en generar buenos espacios relacionales con las personas atendidas porque así les facilitaremos espacios de autoconocimiento de sus deseos y potenciaremos sus habilidades personales. Así les acompañaremos en su proyecto futuro desde la ilusión, desde la visión de lo que ha sido y lo que quiere continuar siendo. Esto, para mí, es calidad de vida: la posibilidad de decidir lo que quiero para mí.
Los cambios siempre vienen desde dentro, como líderes debemos saber sacarlos en nosotros y en los demás, en nuestro equipo de trabajo, en las personas atendidas y en sus familias. Permitidme la metáfora: si rompemos el huevo desde fuera, hacemos la tortilla y se nos acaba la vida ... ¿Cuántas veces nos centramos en el hacer? En el decir cómo hacerlo? Al marcar objetivos y definir estrategias ...? Estamos picando el huevo desde fuera. Ahora bien, si picamos el huevo desde dentro, aunque sea con prudencia y mucho cuidado (como el colectivo con el que trabajamos así nos lo requiere...) sale el pollito de dentro y nace una nueva vida, un nuevo proyecto vital .
Si nos permitimos y nos ayudamos a nosotros mismos y permitimos / ayudamos a otros a ir picando desde dentro la cáscara del huevo, llegamos al cambio de paradigma, un modelo centrado en la persona, desde la validación de su momento actual y futuro.
Como líderes, o como profesionales, o como personas atendidas, o como familiares, pero sobre todo como personas... tenemos que hacer nacer los polluelos de dentro!
María José Guarino. Suara Cooperativa