Con el envejecimiento llegan diversos problemas de salud que van dificultando el entendimiento y afectando la audición y la vista. Todo esto puede crear diferentes barreras comunicativas.

Debido a los cambios físicos y psicológicos, la comunicación con las personas de edad avanzada requiere de mucha paciencia y tiempo. Muchas veces esta experiencia puede resultar frustrante porque no logramos comunicarnos de manera efectiva. Sin embargo, debemos saber que existen técnicas que ayudan a tener interacciones fructíferas con las personas de la tercera edad.

Barreras de comunicación con personas mayores

El primer paso es conocer qué barreras comunicativas podemos encontrar:

Enfermedades relacionadas con la edad: Enfermedades y patologías como la demencia y el Alzheimer pueden crear barreras comunicativas difíciles de tratar. Estas dos enfermedades comunes en la tercera edad dificultan la memoria e incluso el habla. 

Dificultades de lenguaje: Con la edad pueden aparecer dificultades en el lenguaje como problemas para recordar palabras o momentos, problemas para comprender lo que dice el emisor, entre otras posibles barreras comunicativas.

Pérdida de memoria, vista y audición: El deterioro cognitivo dificulta la comunicación con una persona mayor. Con el paso de los años, algunos sentidos se ven afectados, principalmente la vista y la audición y las funciones cerebrales van perdiendo sus capacidades. 

Sugerencias para comunicarnos con dificultades de comunicación

  • Llamar la atención de la persona. Establecer el contacto visual antes de hablar. 
  • Hablar en forma clara y lenta, con frases cortas 
  • Mantener un mensaje simple, utilizando instrucciones de un solo paso. 
  • Fomentar y demostrar cariño cogiéndole las manos sin importar lo que se dice o no se dice. 
  • Mantener un tono de voz afectuoso y pausado para que ellos se sientan tranquilos. Utilizar la diversión y el humor para vencer la resistencia. 
  • De ser necesario, repetir o explicar con otras palabras. No demostrar irritación por tener que repetir. 
  • Si la persona no puede encontrar las palabras adecuadas, ofrecerle sugerencias. Reforzar lo que uno está diciendo con indicaciones y gestos físicos. Utilizar el lenguaje corporal.

Una persona que demuestra su calidez y comprensión puede lograr muchas cosas si entrega los mensajes en un tono alegre y afable, pese a los problemas de comunicación que presentan las personas con deterioro cognitivo. 

Sin embargo, es fácil mandar sugerencias, pero a veces es muy difícil ponerlas en práctica. Por este motivo, las familias necesitan asesoramiento, apoyo psicológico y moral para ser capaces de entender y sobrellevar la desintegración psíquica que se produce en un ser humano cercano y querido.

Déficits en la comunicación

Cuando el lenguaje verbal es pobre y se limita a frases cortas, algunas veces incompresibles o monosilábicas, toma protagonismo el lenguaje no verbal, el gestual.

La persona se comunicará con cambios en los tonos de voz para decirnos lo que quiere hacer. Debemos reconocer en sus gestos, la sonrisa, la irritación... la complicidad. Nuestra actitud corporal, nuestro tono de voz, la expresión, los gestos junto con el contacto físico... hará que la comunicación sea fluida y transmitamos seguridad a la persona.

No obstante, si la persona mantiene todavía cierta capacidad de comunicación verbal, debemos estimularla para que la mantenga.

  • Intentar que la expresión del rostro transmita exactamente el mensaje que quiera darse.
  • No reflejar preocupación, tristeza, enojo o inseguridad en el rostro.
  • Usar un tono de voz suave. No gritarle ni hablarle como si no entendiera.
  • Habituarse a contarle lo que estamos haciendo para integrarlo en la actividad; vamos a comer, a ducharse ... aunque la persona no responda, conseguiremos que participe del momento y la actividad que se está realizando.
  • Hacerle partícipe de las conversaciones grupales, aunque su capacidad de comprensión sea limitada, intentando hablar pausadamente y no todos a la vez. 
  • Nuestro tono de voz será suave haciendo referencia a las personas y hechos de su historia de vida (nos lo habrá proporcionado ella misma o su familia).
  • Contacto físico mediante la higiene o masajes.
  • Proponer paseos cortos, pasos de baile para mantener el ritmo, juegos con pelota, aros, cintas... para mantener la actividad física.
  • Evitar comentarios críticos sobre su persona o actividades en su presencia.
  • Facilitarle recuerdos personales agradables y contextualizarlos en el tiempo.
  • Preguntar y escuchar sin interrumpir, aunque no entendamos lo que nos cuentan.
  • Demostrar nuestro interés y nuestros sentimientos hacia lo que ellos no quieren decir o hacia la situación en la que nos encontramos.
  • Mirar a la persona que nos habla.
  • Asentir siempre con la cabeza.
  • No menospreciar el mensaje.
  • Contestar con un lenguaje adaptado.
  • Remarcar con el tono de voz todo lo que sea posible.
  • Estar allí.

Todas estas sugerencias, junto a desarrollar la empatía y una sonrisa, conseguirán que tengamos una comunicación verbal y no verbal efectiva, con las que nos enriqueceremos mutuamente.

Equipo del centro residencial de Dovela