Un vínculo es la relación afectiva o lazo que se establece entre dos o más personas. Los seres humanos estamos programados para sobrevivir en unas determinadas condiciones desde el momento del nacimiento y, a la vez, necesitamos que se nos cubran unas necesidades básicas: alimentación, protección, afectividad... pero hay una que es esencial para el desarrollo humano: la de establecer vínculos afectivos.
Crear relaciones especiales con personas de nuestro entorno próximo y generar un ambiente distendido y adecuado, facilita que los vínculos surjan y se desarrollen de manera armónica. Cuando vas a vivir a una residencia tienes la oportunidad de iniciar nuevas amistades, vivencias, conexiones… Y las personas con quienes convives pasan a ser amistades o parte de la familia.
De buena mañana, en las actividades diarias, en las comidas, en los ratos de descanso en las butacas, compartiendo una telenovela… todos estos momentos crean nuevos vínculos. Además de todo lo cotidiano, también se comparten otras actividades extraordinarias con trabajadoras, familiares y vecinos, como por ejemplo las fiestas, las tradiciones, los paseos o un café en el bar del pueblo.
Estos momentos generan miradas. Miradas que hablan de amistad, complicidad, alegría, emociones, empatía, compañerismo... todo ello favorece y ayuda a consolidar unos vínculos estrechos, muy importantes y necesarios en esta etapa de cambios y nuevas adaptaciones.