La incontinencia urinaria (IU) es la pérdida involuntaria de orina. La prevalencia aumenta con la edad, aunque esto no quiere decir que sea un problema asociado al envejecimiento, pero si es cierto que las causas que la provocan son más frecuentes con la edad. La incontinencia urinaria es un problema que afecta a la mayoría de las personas atendidas en nuestras residencias. Afecta la calidad de vida tanto de hombres como de mujeres, siendo un motivo de pérdida de autoestima, puesto que las personas que la sufren sienten que el grado de dependencia es mayor, se frustran con ellas mismas e incluso a veces puede derivar en una depresión. En muchos casos, continúa siendo un tabú por la gran repercusión social que esto genera.
 

Según la Sociedad Internacional para la Continencia existen diferentes tipos
de incontinencia:

● La vejiga hiperactiva: es el deseo repentino de orinar. El músculo de la vejiga, el detrusor, se contrae, y se puede o no dar pérdida de orina.
● Incontinencia urinaria de esfuerzo: cuando los escapes de orina se precipitan por maniobras que aumentan la presión intrabdominal, como por ejemplo la tos, la risa, los esfuerzos, los estornudos, etc.
● Incontinencia urinaria mixta: cuando coexisten causas, mecanismos y síntomas de la incontinencia de esfuerzo y de urgencia.

Una buena evaluación a cargo de un profesional especializado puede ayudar a determinar qué produce la incontinencia. La IU puede ser causada por determinados hábitos diarios, enfermedades subyacentes o problemas físicos. Ciertas bebidas, alimentos y medicamentos pueden actuar como diuréticos, es decir, estimulan la vejiga e incrementan el volumen de orina. Algunos ejemplos son el alcohol, la cafeína, las bebidas carbonatadas, los edulcorantes, los picantes, los medicamentos para la presión arterial y el corazón, los sedantes y los relajantes musculares.

También es importante andar y sentarse con una postura correcta, puesto que las malas posturas castigan la musculatura pélvica. Se tiene que evitar el sobrepeso y el estrechamiento, porque un ritmo intestinal adecuado ayuda a la correcta presión intrabdominal. Por eso será esencial una dieta equilibrada.

En algunas ocasiones, las personas diabéticas presentan incontinencia, esto es debido a los altos niveles de azúcar en sangre asociados a la diabetes, que suelen provocar una cantidad de orina considerable, lo que aumenta el riesgo de tener pérdidas.

Las pérdidas de orina originadas por una debilidad del suelo pélvico se relacionan con un mayor riesgo de sufrir molestias en la espalda. Los programas de prevención y rehabilitación del suelo pélvico pueden retrasar la aparición o mejorar el grado de afección de las pérdidas de orina.

Si el problema no se soluciona y las pérdidas de orina se prolongan en el tiempo, puede derivar en otros efectos desfavorables como por ejemplo las infecciones urinarias, las caídas (pérdidas de orina nocturnas) o incluso el aislamiento social y la depresión. Por este motivo, es de vital importancia que el cuidador siga unas medidas higiénicas básicas para contribuir a normalizar las rutinas diarias de la persona atendida y conseguir que su calidad de vida no se vea afectada.

En general, estas medidas son las siguientes:
● Establecer un horario regular para ir al baño, que no supere las 3 horas entre turno y turno.
● Cambiar los pañales/compresas/ropa tan pronto como se pueda cuando están húmedos, puesto que una exposición prolongada puede provocar infecciones de orina recurrentes y problemas en la piel. Cuando la piel permanece constantemente húmeda pueden aparecer erupciones, infecciones de la piel y llagas.
● Facilitar el acceso de la persona atendida al baño desde la cama o el lugar habitual de descanso.
● Ropa con sistemas de apertura y cierre sencillos (elásticos, velcros)
● Disponer de elementos de seguridad en el baño para que las personas atendidas puedan ir solas sin que se produzcan caídas.
● Modificar el patrón de ingesta líquida por las tardes-noches, evitar la ingesta de líquidos dos horas antes de ir a dormir.

Como todo, la prevención será la clave para mejorar los síntomas. Aunque la incontinencia urinaria no siempre se puede prevenir, estas medidas pueden ayudar a hacerlo:
● Mantener un peso saludable.
● Practicar ejercicios del suelo pélvico.
● Evitar alimentos que irriten la vejiga, como la cafeína, el alcohol y los alimentos ácidos.
● Ingerir más fibra, que puede prevenir el estreñimiento, causa de incontinencia urinaria.
● Dejar de fumar o buscar ayuda para hacerlo si es el caso.

La evaluación inicial es necesaria para hacer un diagnóstico básico y poder identificar causas y factores de riesgo. Dentro de las IU encontramos diferentes tipos, en algunas es suficiente la intervención con técnicas conservadoras y en otras son necesarias técnicas quirúrgicas. Desde la fisioterapia, hay técnicas con evidencias científicas de mejora en personas atendidas que sufren este problema de salud, mejorando, por lo tanto, su calidad de vida.
A pesar de que las pérdidas de orina con la edad son muy comunes, hay ejercicios físicos que ayudan a reducir la incontinencia y que si se practican de forma constante, con el tiempo presentan efectos muy notables. Se denominan ejercicios de Kegel y se basan en la contracción y relajación de los músculos del suelo pélvico. Ayudan a fortalecer la musculatura del suelo pélvico y prevenir los síntomas de la incontinencia urinaria. Nunca se harán ejercicios de Kegel cuando se está orinando, parar así el flujo de orina a menudo puede derivar en problemas de vejiga. Aunque se tiene que hacer una valoración para poder individualizar y personalizar el tratamiento, intentaremos hacer una contracción, sin contener la respiración, ni ayudándose de otros músculos como el glúteo o los aductores mientras se hace, aguantando cinco segundos, y descansando cinco segundos más. Lo ideal sería llegar hasta 10 segundos. Repetiremos las contracciones 10 veces, al menos 3 veces al día.

Por lo tanto, y para acabar, hay que recordar que las pérdidas de orina no están asociadas al envejecimiento, pero que hay diferentes factores de riesgo (malos hábitos, enfermedades, sedentarismo) que pueden influir, y por eso será muy importante llevar a cabo las medidas mencionadas anteriormente y consultar siempre con un profesional especializado.