A medida que vamos cumpliendo años, cambiamos hábitos o costumbres o sencillamente vamos perdiendo facultades. A veces ocurre de forma natural y otras veces se debe a un deterioro cognitivo que hace que dejemos de ser quien éramos a vista de los demás.

Para conseguir no perder la identidad nos servimos de muchos factores, sobre todo de las familias, que nos explican todo lo que saben de cada residente. Pero lo más importante es la observación de la persona residente durante sus primeros días de estancia en el centro, una observación activa, descubriendo dónde se encuentra más a gusto la persona, dándonos cuenta de si ha sonreído cuando paseábamos, detectando una cara de disgusto quizás tras un paseo demasiado largo, observando cómo le gusta la temperatura del agua, si prefiere pantalones o faldas, etc. 

Toda la información que se pueda extraer tanto de la persona atendida como de sus familiares o amigos hará que los profesionales de la atención a las personas puedan conseguir mucho más rápidamente que la persona se sienta más segura y tranquila, porque no habrá perdido su esencia. 

A menudo, las personas con deterioro cognitivo lo que más necesitan es continuar haciendo las actividades que hacían en su casa para sentir su identidad; un caso particular, es el de Dolores (usuaria de la residencia Colònia Güell de Santa Coloma de Cervelló) está fregando los cuatro vasos de la mañana en el office de su unidad de convivencia, y después cogerá la escoba y barrerá satisfecha por dejar la cocina limpia y ordenada. Negarle esto significaría hacerle sentir fuera de su hogar, que no está en su casa, se pondría nerviosa y lo pasaría mal. Para ella, lo importante es mantener la casa ordenada porque toda la vida ha sido ama de casa y esto es lo que la tranquiliza; aunque no sea la casa donde creció, sí que identifica la acción de las tareas de la casa como suyas y esto es lo más importante.

Dolores CR Colonia Güell

Genoveva es una persona que necesita pasar ratos en su habitación, ya que toda la vida ha sido una señora muy solitaria e independiente. El hecho de depender de una tercera persona no le gusta. Si pasa ratos en su habitación ordenando o pintando ella se siente a gusto, y siente que su vida no ha cambiado demasiado con respecto a su vida de antes. 

Genoveva residencia Colonia Güell

Carme Querol siempre ha tenido frío en el cuello, y está acostumbrada a llevar pañuelos. Ahora no nos lo puede decir textualmente, pero nos lo explicó su hermana y ella nos lo dice cada día con la mirada cuando le ponemos el pañuelo una vez está vestida. Seguro que así se siente respetada. 

Carme ha leído muchísimo toda su vida. Ahora tiene Alzhéimer, y no quiere dejar de hacerlo. Nosotras nos sentimos muy orgullosas, y tenemos el pacto de que si lee alguna cosa que no entiende nos lo pregunta. Lo importante es que no deje de hacerlo. 

Carme Querol cr Colonia Güell

Mariano siempre ha sido un señor con una puntualidad inglesa, y necesita tener cerca relojes que le ayuden a orientarse y así no sufrir por llegar tarde a ningún lado. Sus hijas le llevaron el reloj que más le gustaba y que estaba en su casa, y se lo hemos colgado en su habitación. 

Mariano y su reloj Cr Colonia Güell

Jordi es un señor muy elegante y siempre ha sido presumido. Tiene una patología crónica que hace que cada día tenga peor movilidad, pero en el centro no queremos que pierda su elegancia, vaya con caminador, con bastón o con silla. Tiene un corbatín para cada día.

Por este motivo, en Colònia Güell creemos que es muy importante no perder nunca nuestra identidad, todo lo que nos identificaba o todo aquello con lo que otras personas nos reconocen. De esta forma nosotros jamás dejamos de ser quienes éramos, por muchas facultades que perdamos. 

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