La ingesta de medicamentos entre las personas mayores
En el tratamiento y prevención de muchas enfermedades, los medicamentos tienen un papel imprescindible. Ahora bien, hay que tener en cuenta su uso, eficacia, y la aparición de interacciones o efectos adversos. Las personas mayores son un grupo de riesgo elevado de sufrir los efectos negativos de los medicamentos.
El proceso de envejecimiento en muchas ocasiones provoca la progresiva aparición de enfermedades y alteraciones, que conllevan un incremento del consumo de medicamentos de forma puntual y / o crónica. La polimedicación supone un riesgo para las personas mayores, tanto para la toma de mucha medicación en un momento de vida en que los órganos funcionan con más lentitud o dificultad, como por la necesidad de tener un buen control de los fármacos que se toman.
Interacciones entre medicamentos
A partir de los 65 años, nuestras funciones vitales, renales y hepáticas, se encuentran disminuidas. Esto conlleva una más lenta transformación y eliminación de los fármacos, favoreciendo su acumulación dentro de nuestro cuerpo y la aparición de efectos no deseados. Sin embargo las patologías tienen una repercusión entre ellas en mayor impacto que en edades más jóvenes, y los mecanismos de defensa son más limitados. En resumen, el envejecimiento conlleva una serie de modificaciones en el organismo de manera que las personas mayores no responden de la misma manera a los medicamentos que los otros grupos de edad. Tomar varios medicamentos a la vez puede provocar efectos diferentes a los previstos.
Las interacciones entre medicamentos en personas pluri-medicadas pueden llegar a ser muy perjudiciales para la salud. Las interacciones más frecuentes entre medicamentos son:
- La duplicidad. Si tomamos medicamentos distintas pero con ingredientes activos similares, podríamos estar recibiendo más dosis o ingredientes de los que realmente necesitamos. Un ejemplo es cuando tomamos un ibuprofeno genérico diario y ante un proceso agudo nos receta un medicamento antiinflamatorio.
- El antagonismo (oposición). Las medicinas con componentes activos que tienen efectos opuestos en el cuerpo, pueden interactuar entre ellos y esto provocó una disminución de la efectividad de uno u otro, o de ambos. Así por ejemplo un descongestionante puede ocasionar antagonismo cuando se toma con un fármaco para bajar la presión arterial, pues el primero puede subir la tensión.
- La alteración. Un medicamento puede cambiar la forma en que el cuerpo absorbe o metaboliza otro medicamento diferente. Por ejemplo la aspirina puede cambiar la forma en que los medicamentos anticoagulantes funcionan.
Algunas recomendaciones para evitar las interacciones entre medicamentos y sus efectos adversos son:
- Informar a nuestro médico de familia de todos los fármacos que tomamos, incluso si tomamos algo sólo por un período muy corto; hay que darle información también de cualquier suplemento de hierbas, vitaminas y minerales que estemos tomando.
- Asegurarnos de que conocemos qué ingredientes contiene el fármaco y de entender cualquier advertencia o posible efecto adverso e interacción. Los anticongestivos por la nariz para reducir los efectos de los resfriados, pueden tener efectos adversos si padecemos de presión arterial alta, diabetes o enfermedades del corazón. Los antiácidos para aliviar la indigestión o la acidez estomacal, suelen tener entre sus componentes lactosa, y hay pues que estén controlados en las personas que sufren intolerancia a la leche. Y los laxantes para aliviar ocasionalmente el estreñimiento, afectan a los riñones de las personas con dificultades renales, pues contienen fosfatos, potasio o magnesio.
- No añadir los medicamentos a bebidas calientes, a menos que el prospecto lo diga. El calor puede hacer que el medicamento funcione de forma diferente.
- Cuando tomamos cualquier medicación, es importante que estemos atentos a cualquier cambio en nuestro cuerpo y de cómo nos estamos sintiendo. Puede ser difícil saber si un síntoma es por causa de la enfermedad que estamos tratando o por una posible interacción o efecto adverso que el medicamento esté causando. Hay que informar a nuestro médico.
Tener un buen control del plan de medicación de la persona mayor
Es muy recomendable que sepamos en todo momento cuáles son los fármacos que tomamos y para qué sirven. También es importante que tengamos claro cómo y cuándo tomar el medicamento y cuál será la duración del tratamiento. Resulta interesante revisar la pauta de medicación con nuestro médico como mínimo, una vez cada seis meses.
Llevar un buen control de la medicación que toman es algo muy importante para nuestra salud. Sin embargo si tomamos muchas pastillas, resulta importante tenerlas ordenadas en pastilleros, controlar bien los horarios que las tenemos que tomar y no saltarse ninguna toma de medicación, a menos que alguna causa de salud lo requiera.